Lograr que los estudiantes españoles estén suficientemente preparados para superar los retos del siglo XXI, así como para aprovechar al máximo las nuevas oportunidades laborales de los próximos años, debe ser el compromiso de nuestro sistema educativo. Un compromiso que, nos cuenta Ignacio Corroto, requerirá de unas profundas transformaciones, ente ellas, la recuperación del sentido del aprendizaje más allá de la transmisión de conocimientos.

El sistema educativo español se encuentra en una encrucijada, enfrentando una transformación y adaptación sin precedentes. En un mundo que avanza hacia una era de flexibilidad, innovación y demanda de aprendizaje continuo por la velocidad a la que el mundo laboral va a transformarse, impulsado por la revolución tecnológica, la educación en España se halla en una coyuntura crítica.

A lo largo de décadas, el sistema ha seguido un enfoque educativo convencional, priorizando la mera transmisión de conocimientos académicos, cada vez con un menor éxito a la luz de los resultados PISA y del abandono escolar temprano. No obstante, las cambiantes demandas del mercado laboral y la necesidad de preparar a los estudiantes para un futuro incierto, en el que no somos conscientes a día de hoy de los trabajos que los actuales estudiantes desarrollarán durante sus vidas, exigen una profunda revisión.

Algunos de los problemas fundamentales que afectan al sistema educativo español son:

  • Pérdida de foco en la excelencia: Reducción de temarios, eliminación de penalizaciones por suspender asignaturas, simplificación de conceptos… es difícil que el alumnado obtenga un gran nivel educativo si los estándares son bajos.
  • Retos demográficos: Entre 2013 y 2023, España ha experimentado una notoria disminución en la población de menores de 16 años, lo que implica una reducción en la cantidad de estudiantes potenciales en las etapas obligatorias de la educación. Esta tendencia demográfica plantea desafíos en cuanto a la distribución de recursos y la planificación de aulas y escuelas.
  • Abandono escolar temprano: España presenta una de las tasas más elevadas de abandono escolar temprano en la Unión Europea, con una mayor incidencia entre los estudiantes varones y aquellos provenientes de familias con menores ingresos. Esta situación limita las oportunidades laborales y de bienestar de los jóvenes, condenando a unas malas condiciones laborales a una parte importante de la población.
  • Educación en la sombra: El gasto en clases particulares, conocido como «Educación en la Sombra,» es significativamente más elevado de lo que indican las estimaciones oficiales. Esto refleja las insuficiencias del sistema educativo para dotar a los alumnos de los conocimientos y habilidades necesarios para enfrentar con éxito su futuro académico y profesional.
  • Rigidez del currículo: El currículo escolar actual no se ajusta de manera eficaz a las cambiantes demandas del mercado laboral. La educación sigue poniendo un énfasis significativo en la mera transmisión de conocimientos académicos, lo cual ha tenido resultados escasos en los últimos, tal como lo evidencian las tasas de abandono escolar y los resultados de las pruebas PISA. Esto ha llevado al descuido de habilidades blandas esenciales, como la comunicación, el liderazgo, el trabajo en equipo y la negociación, que son fundamentales para poner en funcionamiento, de manera práctica, los mencionados conocimientos.
  • Malos incentivos estructurales: La planificación central de la educación, de espaldas a la innovación y dirigida por criterios políticos en lugar de por la excelencia académica, ha aportado resultados desastrosos. Que la profesión de profesor tenga a su vez reducidos incentivos para innovar y aspirar a la excelencia tampoco ayuda.

Para lograr una transformación efectiva del sistema educativo español y abordar los retos planteados, es imperativo realizar cambios sustanciales. Algunas ideas que pueden orientar la reforma del sistema educativo en España son:

  • Flexibilidad y adaptabilidad curricular: El currículo escolar debe evolucionar para incorporar una mayor flexibilidad y adaptabilidad, tanto en sus contenidos técnicos (conocimientos) como en su forma de impartirlos (metodologías y desarrollo de habilidades). Esto implica dar una mayor iniciativa a los centros para definir el cómo quieren educar, aportar incentivos materiales a aquellos que obtengan mejores resultados, extender buenas prácticas y compartirlas con el resto de la red. Además, debemos devolver a las familias la capacidad de elección del centro público al que quieran que acudan sus hijos.
  • Aprendizaje a lo largo de toda la vida y educación continua: El concepto de aprendizaje a lo largo de toda la vida debe ocupar un lugar central en el sistema educativo. Los estudiantes deben comprender que la educación no concluye con la graduación, y deben estar preparados para mantener constantemente actualizadas sus habilidades y conocimientos a lo largo de sus vidas, en tanto los retos que van a afrontar en su futuro laboral no van a dejar de evolucionar y de requerir que sigan creciendo y aprendiendo.
  • Reducción del abandono escolar: Es necesario implementar estrategias destinadas a reducir la tasa de abandono escolar temprano, con especial foco en los estudiantes varones, que están siendo los más perjudicados. Esto incluye la implementación de programas de apoyo académico, orientación profesional y la participación activa de padres y tutores en el proceso educativo de los estudiantes.
  • Desarrollo profesional docente: Los profesores deben recibir la formación y las herramientas adecuadas para ofrecer una educación más personalizada que potencie las inquietudes y capacidades individuales de los estudiantes. Esto requiere también la implementación de incentivos apropiados y recompensas para los profesores excelentes y con iniciativas diferenciales.
  • Programas de habilidades transversales: Las escuelas deben considerar la implementación de programas enfocados en el desarrollo de habilidades transversales. Estos programas, como los que llevamos a cabo en MUN en las aulas para fomentar la oratoria, el liderazgo y el trabajo en equipo, complementan la educación tradicional y proporcionan a los estudiantes oportunidades para su crecimiento personal y profesional, de una forma práctica, divertida y dinámica, potenciando su curiosidad y las habilidades transversales clave para su futuro profesional.
  • Orientación profesional: Los servicios de orientación de los colegios a menudo ocupan un rol secundario y no cuentan con personal especializado e informado de la situación del mercado laboral y sus tendencias. Orientar adecuadamente a los alumnos hacia carreras o Formación Profesional que encaje con sus inquietudes personales y, a la vez, les aporte garantías de inserción laboral, es fundamental para no desperdiciar talento y reducir a futuro el paro estructural.
  • Formación personalizada basada en datos: Existe la capacidad tecnológica para recoger datos de evaluación durante toda la etapa educativa de los alumnos, integrarlos de curso en curso y, en base a ello, modelizar. Esto nos permitiría predecir el rendimiento del alumno en un curso, identificar desviaciones y puntos de mejora a corregir, así como aportar oportunidades de mayor desarrollo en base a sus puntos fuertes.

La reestructuración del sistema educativo español se erige como una tarea crucial, con el fin de garantizar que los estudiantes se encuentren debidamente preparados para afrontar los retos del siglo XXI. La actual coyuntura, marcada por desafíos demográficos, elevadas tasas de abandono escolar, disparidades en la educación suplementaria y una estructura curricular rígida, demanda una reforma urgente.

La inversión en educación representa un compromiso con el porvenir de la sociedad, y ha llegado el momento de emprender acciones con el propósito de transformar el sistema educativo español en aras del beneficio de todos. Esta transformación no solo es deseable, sino necesaria, y podemos vislumbrar un futuro en el que cada estudiante español tenga la oportunidad de desarrollar todo su potencial y aspirar a la excelencia. Siendo España una sociedad que depende por completo de su capital humano, no nos queda otra alternativa.

Escrito por Ignacio Corroto

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